..cuando la solidez, apertura y elegancia del movimiento es más que una simple diferencia..

miércoles, mayo 10, 2006

Encuentro con Jodorowsky:
Reflexiones de un maestro inusual acerca del T'ai Chi..


..Durante milenios la tierra nos ha enseñado a girar alrededor de un eje. Cada uno de nuestros movimientos se basa en la rotación de nuestro principal eje corporal o columna vertebral: cada inclinación y traslación encuentran su raíz en el movimiento circular..

..El esqueleto no sólo conforma la estructura de nuestro cuerpo sino que a veces constituye un reflejo de la relación entre nuestros miedos y la propia memoria fetal: brazos, piernas y columna vertebral, a veces por miedo a los otros tienden a girar hacia dentro. El T’ai Chi ayuda a que nuestro esqueleto se abra, dejando de temer a lo desconocido. Nos enseña a mirar hacia atrás (espalda), cosa que pocas veces hacemos. Cada una de las partes de nuestro cuerpo se trabaja en conjunto y por separado. Desde las piernas, en cuyo interior se encuentra almacenada parte de la biografía física del practicante, hasta los principales pares articulares y la columna vertebral que actúa como puente entre la energía celeste (Tian Chi) y terrestre (Di Chi)..

..Así como nuestra civilización trata a nuestros cuerpos como máquinas, ha convertido por ejemplo a nuestras manos en herramientas y los dedos en simples pinzas para presionar teclas. Al servicio de las palabras, las manos sólo nos sirven para subrayar conceptos, dejando de ser transmisoras del alma. Para ello, por ejemplo, esta disciplina oriental nos enseña a abrirlas hasta sentir que pierden sus límites, hasta sentir como inspiran y exhalan siguiendo el ritmo natural de nuestra respiración..


..El trabajo de desplazamiento en las seis direcciones nos ayuda en primera instancia a percibir la dualidad ilusoria del adentro y afuera, ayudándonos posteriormente a tomar conciencia de la no existencia de tal la separación: no sólo somos una parte del mundo sino que el mundo es nosotros. Estos movimientos nos ayudan también a percibir desde distintos puntos de vista la realidad que habitamos cotidianamente y a encontrar el justo equilibrio en sus distintos planos..

..Entendiendo que todos nosotros, en mayor o menor medida, somos portadores de ciertos excesos de energía, que representan de manera inconciente algún tipo de inseguridad, separación o miedo a lo(s) otro(s), este tipo de disciplina corporal se encarga de trabajar con aquellas zonas del cuerpo que representan la base de la creatividad, que cada uno de nosotros porta en su interior, a través, por ejemplo, de distintos tipos de ejercicios de respiración (bajo vientre o Dantien inferior)..

Así como la meta del T’ai Chi es lograr que el movimiento habite el cuerpo del practicante, el comienzo de la práctica de esta disciplina es aprender a relajarse, en el sentido de disminuir al máximo la reacción o ejecución de movimientos programados, aumentando a través de cada una de sus posturas la conciencia y unidad del cuerpo con el mundo: no aquel que es pensado sino el que nos piensa..

..Al eliminar los movimientos inútiles se revela el verdadero movimiento que contiene la materia como vehículo o método de expresión corporal. Esto es útil para disminuir la tensión en los músculos, que muchas veces representa la tristeza, sufrimiento, rabia y frustración acumulados en nuestro interior; tomar conciencia de nuestras vísceras y órganos internos, evitando los pensamientos, sentimientos y deseos ajenos que posteriormente se convierten en toxinas; ser conscientes de nuestra respiración, no solamente como un medio para captar energía a través de la inhalación (chi postnatal o Qi), sino como un medio de intercambio con el universo, enriqueciendo el mundo a través de la incorporación de energía en cada una de nuestras exhalaciones (chi prenatal o Jing). Como en la escultura, existen dos formas de esculpir: como los artistas, que del bloque de granito trabajan la forma desde la superficie hacia dentro, o como la divinidad, que genera la vida del feto desde su interior..